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Mostrando entradas de enero, 2012

Relecturas, traducciones y flappers

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Llevo  estas últimas semanas dando vueltas a algunas viejas lecturas: “El gran Gatsby” y “Fiesta” , entre otras. Dicen que la primera tiene que ver mucho con el nacimiento de la segunda. No me resulta extraño, la verdad. Estos dos reencuentros, por ejemplo, vienen a cuento de una película y una lectura frustrada. La primera es la de Woody Allen, “Medianoche en París” , de la que me gusta todo menos el final, que me parece bastante facilón. La segunda –la lectura frustrada-, es por haber comprado un libro de Scott Fitzgerald que creo que es de reciente edición en este país: “Mi ciudad perdida” , donde se recogen una colección de ensayos más o menos autobiográficos según dice su presentación. Pues bien, la frustración es la misma que me decidió a dejar en manos del BookCrossing, sin ni medio leerla,  una edición de Porrua del “Noventa y Tres” de Victor Hugo. Lo siento, más aún con las ganas que tenía de hincarle el ojo, pero aquello me resultaba imposible de leer: o era una traducció

“Aquél día nevó como no lo había hecho desde hacía cosa de 30 ó 40 años...”

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Desayunaba esta mañana revisando la cada vez menos frecuente actividad en mi barrio blogero, cuando me encuentro con una interesante entrada en "Mesa revuelta"  titulada: "El año de la nieve" Es casualidad, pero una casualidad agradable, pues me ha ayudado aún más a volver a lo que para mi significará siempre un día como hoy, 9 de enero. ¿Qué es lo que significa?. Quienes me conocen algo, y han seguido mi rastro por los diferentes cuadernos que he ido llenando durante estos últimos casi 7 años, sabrán que hace tres, el  9 de enero de 2009, nevó como no lo había hecho desde hacía cosa de 30 ó 40 años . En medio de aquella hermosa y suave marea de aire mezclado con la caricia de la seda, vino a llenar aquél profundo vacío el pequeño Iago, nuestro hijo. Por lo tanto, querido Iago, hoy cumples tres años. Como todos los 9 de enero, desde entonces, tu madre y yo abrimos los ojos a la mañana, y mirando al cielo recordamos aquél día como el más precioso de los que guarda nu