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Mostrando entradas de abril, 2013

Recorte

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Destrucción de los árboles de la libertad en París. (La Ilustración, 23 de febrero de 1850) Estaba documentándome sobre un asunto que me ocupa y he dado con esta ilustración. Me ha apetecido guardarla y compartirla con quien pase por aquí.

VIII

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Ya son 8. !Ocho!. Cada vez que llega el 19 de abril, a uno le da por echar la mirada atrás unos cuantos años, hasta aquél en el que un día como este, después de no meditarlo demasiado y tenerlo poco claro, se echo al ruedo en el que se lidian estos cuadernos a los que, por las cosas del inglés, llamamos blogs. Digo que lo tenía poco claro. Así era. El primer pensamiento que me venía a la cabeza es que esto quedaría en un par de anotaciones lanzadas al vacío de la red, para ser luego abandonadas como aquellos barcos naufragados en el olvido de la Costa de Esqueletos. Esos pensamientos me rondaba por la cabeza cuando abrí "Ex Oriente Lux" el primero de mis cuadernos: A la vista está que no abandoné. En ello tuvieron que ver mucho los encuentros que poco a poco fui teniendo con otros que, como yo, se habían lanzado a estas cosas y -sorpresa para mi-, parecían encontrar algo de interés en lo que iba contando. ¿Sorpresa? !pues sí!: durante muchos años había corrido tras la idea de

En algún rincón de la memoria

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 I El tiempo, que es como un ladrón sin piedad alguna, gusta de pasar por nuestras vidas llevándose a manos llenas todo aquello que nos es querido. Aquí se sale con un instante que hubiéramos querido eterno bajo la capa, allá con la frescura que alguna vez tuvo nuestra piel... Se lleva también la agilidad y la habilidad; la esperanza, que antes había sido confianza; la vista; y, cuando estamos distraídos, un recuerdo que hasta entonces conservábamos nítido en nuestra memoria. De sus continuas visitas no quedan sino un Yo cada vez más viejo y arrugado, débil y lento, y con la memoria tan mermada que apenas podría dar para escribir un par de folios de vagas suposiciones. II Décimo Junio Bruto, allá por el año 138 a.c., tuvo que cruzar él solo el rio Limia para convencer a sus tropas de que el paso de una orilla a otra no tenía la mágica propiedad de borrar completamente la memoria de quien lo hiciera. Ese era el rumor que corría entre los romanos al identificar a dicho río con el Lete, a