Montjoie
Hay otro San Vicente, este apellidado “de-Lamontjoie” en los límites con las tierras de mi Gascuña. Tras las colinas que se adivinan en el horizonte se esconden próximas La Romieu, Larresingle y Lectoure, como vías camineras que se dirigen hacia el sur, hacia Santiago. No en vano, la vieja abadía de Flaran, también muy próxima a este lugar, conserva, además de interesantísimos documentos sobre las costumbres gastronómicas de los religiosos que habitaron aquél lugar en la Edad Media, una importante tradición como hospital de peregrinos. Poco antes de llegar a Saint Vincent de Lamontjoie, el caminante se encuentra con las ruinas de lo que parece fue una enorme iglesia, que hoy sólo conserva su función de cementerio. A uno le vinieron a la mano los versos gascones del poeta-barbero Jacques Boé, que concluían con aquello de E raja de bonur; ò ! lo sage a rason: « L'ama sofrenta aima milhor. » Como San Vicente que es, en este lugar se encuentran también abundantes vides, las cuales pro