Salto al vacío
De vez en cuando, como entretenimiento para llenar esos tiempos vacíos en los que las ganas apenas me dan para poco más que permanecer quieto frente a la pantalla del ordenador, buscando algo que haga perderse a mis pensamientos en la lejanía silenciosa de ese mundo, salto al vacío sobre un punto elegido mas o menos al azar y lo recorro de un lado a otro hasta que el interés me hace detenerme en un punto que distraiga mi atención.
Estamos en Djibouti, al norte, en la costa del golfo de Aden y a la izquierda de una carretera a la que aquí se llama N-15. Es un terreno inhóspito, desertico en el que lo único que sobresale es lo que no hay en él: las sólidas y enormes nubes que lo sobrevuelan solitarias y silenciosas, dejando solo como testimonio de su paso una sombra que parece avanzar lentamente hacia el norte. No hay más.
Por algún motivo recordé a Rimbaud y esa segunda vida que llevó tras su abandono de la poesía. Fue en Aden donde firmó algunas de sus cartas, recopiladas ahora en el libro que se llama "Cartas abisinias". Reclamaba repetidamente en ellas libros, pero no de los que era de esperar en él, sino otros con títulos como Álbum de las serrerías forestales y agrícolas, El libro de bolsillo del carpintero, del armero, carretero o comandante de vapor...; jamás literatura, tal y como nos explica Lolo Rico en la introducción de la edición que manejo.
Decía Camus de estas cartas que “Son sacrílegas como a veces lo es la verdad”, mas aún si se recuerda que pocos años antes el propio Rimbaud había manifestado: “Siento horror por todos los oficios”. Personalmente, lo imagino necesitado de buscarse un modo de vida que le procure sustento en esa aventura en la que se embarcó renunciando a la escritura en favor del conocimiento de lo desconocido, de la aventura y también de alejarse de todo lo que hubo en su vida anterior.
Posiblemente, todos estos saltos al vacio más o menos voluntarios carguen en la cuenta con parte de nuestras libertades y convicciones, pero supongo también que de todo este mercadeo están hechos cada uno de nuestros cambios.
Vagar por ahí es una gran meta, una gran metadona, muy conveniente. Pero incluso para ello, para navegar, hay que fijar rumbo, y usted a pesar de lo que dice lo tiene claro.
ResponderEliminarMe alegra mucho su vuelta, y no se queje, le ha quedado muy guapo el blog
Fue muy extraño ese final de Rimbaud, que dejase esa vida tan bohemia y realizara un cambio tan drástico y alejado de lo literario. Puede que incluso peor que escribir :-) si no recuerdo mal hasta mercenario y traficante fue. Tampoco a Verlaine que estuvo en lo literario hasta el final le fue mejor, falleció en la indigencia. Admiro esa firmeza y esa convicciones llevadas a la radicalidad.
ResponderEliminarY, si bien, no he leído esas cartas abisinias si comparto contigo la admiración por los mapas que embobado me dejan imaginando mundos o recreando historias. Dentro de mí hay un fisgón.
¿Has probado, además, el Google Street? A mi me gusta perderme y curiosear. Dejar hablar a los espacios. Por ejemplo, Ixtenco en México. Una madre camina de la mano de una niña acercándose a una bella y engaladana iglesia. Son las fiestas. En una esquina queda la lonchería "La Chiquita". Al final de una de las calles se ven las faldas del volcán La Malinche ¿Quién dijo aburrimiento, amigo?
La escena:
http://bit.ly/oak7a5
Un abrazo de bienvenida.
Es que una cosa es planificar el cambio y otra verse en África sin saber como se corta un árbol.
ResponderEliminarHace unas semanas "visité" con unos compañeros de trabajo las bases navales de Norfolk y Polyarny para ver submarinos.
Y yo me alegro mucho de su visita. Todavía hay que peinar y vestir un poco más al cuaderno para que el tuneo lo deje en condiciones.
ResponderEliminarNo se crea usté, que la brujula que uso tiende a dar más vueltas de las que debe, y cada vez que miro atrás me encuentro con algo diferente. Igual hasta está bien eso, aunque el oriente quede cada vez más difuso.
He subido por la cinco de mayo, una calle no muy ancha de casas de entre uno o dos pisos, sorteando los cascotes que llenan casi la acera de la izquierda. Afortunadamente, a la altura de la carnicería "San Juan" desaparecen y podemos avanzar hasta el siguiente cruce sin apenas dificultad.
ResponderEliminarPoco antes hay una tienda de arreglos florales que está cerrada, y junto a ella una mujer y una niña nos observan a la puerta de un pequeño comercio en el que la primera está preparando unas tortas.
A continuación de esta última, hay en las paredes de "La chiquita" un anuncio que llama mi atención:
"Abarrotes
Yoghurt - Leche
Agua purificada
Carnes Frias"
¿Qué son los Abarrotes? Yo, por lo menos no tengo ni idea.
Según la wiki, son productos no perecederos y, por extensión todo aquello que se vende en un autoservicio:
http://es.wikipedia.org/wiki/Tienda_de_autoservicio#Bodega_de_Abarrotes
!A la saca!, me quedo con la palabra, que es bien interesante, y también con las ganas de sabes el porqué, su origen.
Dándole vueltas a ello, me llego hasta el cruce. "Bienvenidos" dice una pancarta que cuelga a las puertas de un modesto bar que hace esquina. También publicita en sus paredes la cerveza "Sol".
Frente a él, al otro lado de la calle, un chaval espera aburrido apoyado en la pared amarilla a que alguien compre de su exiguo kiosko de prensa. Va endomingado, impoluto, seguramente porque o él, o quién le ha puesto ahí, considera importante dar una buena imagen ante los clientes.
Más adelante, abandonado ya el cruce, tres hombres visten capa con capucha para descargar sacos de un camión en una especie de garaje. Frente a ellos el Centro de Salud Ixtenco, a continuación se dice de Tlaxcala, luce anuncios de jornadas médicas...
Se puede continuar... A los que les gustan los memes, podría ocurrirseles el ir recorriendo un lugar en etapas, haciendo cada uno su parte de descripción. Resulta verdaderamente enriquecedor.
Gracias por el link, Goathemala.
Algo de eso me parece, aunque también es cierto que debió de llegar allá huyendo de Chipre donde le buscaba la justicia por un altercado que tuvo.
ResponderEliminarAhora mismo me voy a visitar las bases de submarinos que me indicas a ver lo que encuentro por ahí.
Hay algunas personas que llevando lo que parece una vida estable de pronto sienten la necesidad de un cambio drástico y creo que eso es lo que le pasó a Rimbaud, pero en esos cambios se encuentran que no están preparados para la nueva vida elegida y muchos terminan mal. Tal vez antes de cambiar tendrían que estudiar un poco sus posibilidades no vaya a ser que cambien las orejas por el rabo como suele decirse.
ResponderEliminarEn cierto modo, creo que todos hemos sentido esa necesidad de cambiar el rumbo de nuestras vidas pensando que no vamos a alguna parte. La mayor parte de las veces, queda sólo en intención pues, como dices, tememos no estar realmente preparados para esos cambios.
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