Desorientados
Recordábamos hace un par de días en Potes, Cantabria, la costumbre que se tenía al construir los templos de alinearlos en un eje este-oeste, encarando las cabeceras hacia oriente, al punto donde nace el sol. De algo relacionado con esto se supone que procede la palabra “orientar”.
Hay quien dice que lo de las referencias que tomaban los maestros canteros para formar el eje, se hacía conforme al punto por dónde salía el sol el día que se celebrara la fiesta del santo a quién se iba a dedicar el templo. Esto, pensamos, podría explicar las diferentes orientaciones de las cabeceras, pero dudamos que fuera cierto. Casi la misma conversación, conclusión incluída, la tuvimos en Portomarín, haciendo el Camino de Santiago, cuando nos encontramos con la “desorientada” iglesia de San Nicolás.
Recorrimos los muros exteriores de la parroquia de San Vicente de Potes en busca de algún canecillo, grafito, marca de cantero o cualquier otro tipo de labra que valiera la pena. Nada. Simplemente una vieja advertencia que colgaba de su muro norte.
Estábamos allá en un viaje relámpago de tres días dedicados a rebuscar, sin mucha fortuna, en el escenario donde se desarrollaron algunos de los momentos más intensos de mi infancia. Mientras revisábamos lo que acabábamos de hablar y lo que leíamos en aquél cartel, dimos en concluir que la realidad es, sin duda, siempre mucho más pragmática que lo que quisiéramos, y acostumbra a marcar con sus pesadas botas los caminos que pocas veces frecuentan nuestros pensamientos.
Potes me encanta, la conozco poco sé que allí cerca hay una reliquia de la cruz de cristo, un lignum crucis, con las reservas que estas cosas tienen. Anécdotas como estas repletas de sapiencia hicieron que me aficionar a tu escritura. No, no sabía de dónde venía la palabra orientar, es que ni siquiera lo había pensado, gracias. Lo que sí se puede comprobar hoy en día en muchos tramos de la A4 es que los topógrafos se ORIENTARON para hacerlas de los campanarios de los pueblos manchegos.
ResponderEliminarAntes de que lo olvide nuevo: me gusta mucho la cita de Benjamín.
No hay nada como la terca y vulgar realidad para desorientarnos. ¡Qué tristeza!
ResponderEliminarUn abrazo grande
Menos mal que nos queda nuestra habilidad para acomodarnos a lo que sea...
ResponderEliminarSalud
Si, en Santo Toribio se conserva un lignum crucis documentado desde principios del siglo XIV, y que la tradición dice que llevó hasta aquél lugar el Santo que da nombre al monasterio a su vuelta de una peregrinación por tierra Santa en el Siglo V.
ResponderEliminarMucho podría contar de aquél monasterio, y además está lleno de recuerdos para mí... Pero volviendo a la cuestión de las reliquias, son cosa de poco creer. En el mundo cristiano, creo que fue Santa Elena la que comenzó con esta manía, y recuerdo que de todo ello leí unas interesantísimas páginas en "El Conde Belisario" de Robert Graves.
En tiempos, recuerdo que se solía bromear con lo que se podría hacer con toda la madera que dicen perteneció a la cruz.
De cualquier modo, lo de tener reliquias eran algo necesario en toda comunidad religiosa que se quisiera dar algo de importancia.
Salud.
Algunos templos por la orografía la montaña al lado etc, los reorientaban desde otro punto por ejemplo al medio día, pero en general, si, buscaban la salida del sol, se orientaba y el santo se colocaba a la altura para que le diera en la cara el día de su onomástica, no necesariamente en el altar mayor, en general todas las iglesias eran un calendario, las marcas de siembra y cosecha muy importantes solían estar también en las peanas de otros santos como días fijos dentro del calendario móvil de la iglesia, el primer problema al "estudiar" una iglesia de estas es dar con el butrón de luz que usaban para las marcas y "maomeno" buscar una especie de ecliptica del sol desde allí en las paredes, que podría estar en una capilla, que no siempre es el del eje central, baste cambiar de cura, o de orden, en el siglo XXIII, y que remarcase, las salidas del sol con las suyas del cenit de este, pero todo eso se ha perdido, y los restauradores con poco fundamento se han cargado el 100% de las marcas porque simplemente no sabían lo que eran.
ResponderEliminarYo siempre le hago una pregunta al cura si está allí, ¿san Sebastián siempre ha estado en ese sitio o lo han movido?, porque en teoría siempre fue una festividad fija (dentro de su calendario lunar móvil) y común por las hispanias, si no es capaz de contestarte que es lo más probable, habría que trabajar mucho para establecer una hipótesis que no tiene porque ser más cierta que otra.
Lo que si está claro por los indicios es que allí amarraban las caballerías, luego había caballos burros y mulas que habrán desaparecido ya, excepto yo misma aunque hace ya mucho tiempo que amarré por esos lares.
Lo primero que he pensado es en el frío que debe de hacer.
ResponderEliminarMuchísimo, y eso que el tiempo está siendo clemente.
Un saludo
Estoy pensando en el rollo que sería tener que pagar una multa de 25 pesetas, buscar las pesetas, pagar ¿al cura, al guardia, al sereno?. Mejor no jugar a la pelota y dejar el caballo en casa.
ResponderEliminarParece ser que ni en todo esto acuerdan nada los sabiondos y si se cuenta que un tal Nillsen analizó un total de 211 iglesias probando que efectivamente lo de la festividad del santo patrón tenía algo que ver; otros, ponen en duda hasta que el tal analista existiera y se suben al campanario de 187 templos románicos repartido por el Camino, para decir todo lo contrario. En acuerdo o en desacuerdo, el artículo que digo me parece que tiene sus puntos de interés:
ResponderEliminarhttp://gilbert.aq.upm.es/sedhc/biblioteca_digital/Congresos/CNHC2/CNHC2_051.pdf
Pero si que si, que para mi aquellas construcciones tenían más utilidad que la de ir a rezar -ejemplos conocidos hay muchos-, y que era algo así como una agenda de trabajo para los lugareños, lo tengo claro.
Burrros los había y los hay, pero no sólo en aquél lugar sino en los equipos de restauradores que, como usté bien dice, han jodío los mecanismos internos de esos relojes/agendas.
Y muchas gracias por su interesante intervención, que da gusto leer lo que cuenta, aunque a veces uste parezca renegar de ello... Hubiera ahondado más; incluso me gustaría seguir contando otras cosas de esto, pero hay algo que hoy me ha detenido en mis intenciones y que pronto contaré a todos ustedes.
Salud
Algo hizo los días que estuvimos, pero nada que no lo solucionara un abrigo, un sombrero y un buen tazón de chocolate u orujo -según la hora que fuese-. Independientemente del tiempo, el lugar merece la pena ser conocido.
ResponderEliminarGracias por tu paso por este cuaderno.
Salud
Con la que está cayendo, lo mismo tenemos que ponernos a recuperar pesetas, reales -incluso los de vellón, que son los de tiempo de crisis- y cualquier otra moneda vieja pre-uropea.
ResponderEliminarEl Nielsen ese no está subido en un burro, es el burro mismo. Pensar que alguien orienta la imagen y luego construye el templo alrededor de ella, o, construye el templo pensando donde va a ir la imagen, es una gilipollez de antología.
ResponderEliminarConstruyes el templo posicionandolo con la polar, si las montañas te dejan verla, 2 estacas puntería entre ellas y una cuerda. Con la misma cuerda haces de compás y trazas dos circunferencias. Por las intersecciones de las circunferencias haces la vertical, y queda orientado al este el pórtico para que entre el sol, (si no logran ver la polar entonces la posibilidad de error antaño es alta), y, luego, según entre la luz por un ventanuco, por ejemplo el superior, si lo hay, o por cualquier otro del lateral, pones el "puto mono" frente al sol en un determinado día, a una determinada hora, y si vuelves ese mismo día a esa determinada hora el año próximo, ¿no sé por qué extraña razón no habría de estar el rayito de sol iluminando nuestro simbólico y recordatorio muñeco?.
¡joder! no puede ser posible el primer caso, los burros seríamos nosotros en pensar que no les daba la cabeza ni para eso.
Existe unas segundas posibilidades también perdidas: que las mediciones se hicieran con la sombra de la torre sobre el suelo, entonces la posición simbólica del santo dentro de la iglesia nada tiene que ver. Habría que buscar (creo yo) piedras incrustadas generalmente de distinto color en el exterior, si la iglesia tuviera un reloj de sol en la fachada casi seguro sería esta última posibilidad.
¡el tio ese tiene escrito un libro???
un saludo y un capón a Nielsen
Estimado Anarkasis, básicamente coincido con lo que cuenta y me quedo con la "teoría de las cuerdas", pues la veo la más real, práctica y acorde con los modos de la época. Me gustaría ahondar algo más en este tema para el que ha abierto un inmenso camino.
ResponderEliminarPero disculpe que no tenga ahora la cabeza demasiado centrada -cosa que tampoco es novedad-, pero hay algo que deseo contarles a continuación en la siguiente anotación si más demora.
(Por cierto, que el tal Nielsen ¿existe realmente)
Salud