Testiculum Antichristi
Había esperado con gran impaciencia aquél día. En la sala capitular de la Catedral de Toledo iba a encontrarme con los retratos de dos de sus prelados. Tenía la esperanza de que ellos pudieran ayudarme a ordenar y dar un sentido a toda la información que había estado recogiendo desde meses atrás. Lógicamente, ninguno de ellos iba a salirse de su imagen para darme la clave de todo ese batiburrillo, pero sí que esperaba el encuentro con el lugar del que tanto insinuaban aquellos papeles.
Pero hablemos de uno de los retratados en aquella sala, del primero de los dos que fui a buscar, Elipando de Toledo, y de lo que me vino a la cabeza esa mañana del 5 de abril, mientras aguantaba como ausente frente a su imagen, los empujones, gritos y murmullos de los innumerables turistas que visitaban el lugar.
Desde nuestro encuentro en Paris, Iñigo y yo nos hemos visto en un par de ocasiones más. Pero el contacto lo mantenemos sobre todo gracias al correo electrónico y a alguna llamada que otra. Fue así como le hice saber, el pasado mes de diciembre, que su mención al ex seminarista huido del monasterio de Santo Toribio de Liébana, me había decidido a ir a pasar unos días a Potes, un pueblo cercano que hace las veces de capital del valle lebaniego. Pienso que fue la casualidad, el hecho de que se refiriera en el lejano Vicennes a un personaje relacionado con el lugar en el que yo mismo había pasado algunos de los más inolvidables momentos de mi primera juventud, lo que me animó a ir.
Abandoné los recuerdos para devolver mis pensamientos al retrato de Elipando que Juan de Borgoña pintó por orden del Cardenal Cisneros para la Sala Capitular de la Catedral de Toledo. Me llamaba la atención su mirada cándida y el modo con el que sujetaba un libro abierto sobre la mano derecha. Pocos de los representados en el conjunto lo fueron de esa manera y, curiosamente, sus ojos se dirigen directos a uno de ellos.
El Comentario al Apocalipsis- pensé burlonamente fijándome en el libro de Elipando. No seré yo al primero que se ha ocurrido tal broma, ni creo que estuviera ausente de la intención de Juan de Borgoña cuando lo pintó. En la vida de este Arzobispo toledano pesarían siempre sus intentos de acercar el cristianismo mozárabe al islam. No en vano fueron rápidamente tachados de adopcionistas, y alguien muy poderoso, en los valles del norte, lanzaría contra él y sus ideas una cruzada en forma tratado, el Apologeticum adversus Elipandum, que, en palabras de Menéndez y Pelayo era “bárbaro” y “donde las frases son de hierro, como forjadas en los montes”.
Su autor, Beato de Liebana, desde el mismo momento en que redactó el Apologeticum con la ayuda de Eterio de Osma, inició un cruce de los más variados insultos y descalificaciones con el de Toledo: acusó al Arzobispo de ser un judas, hereje, etc…; éste a su vez se la devolvió llamándole “ignorante”, “oveja sarnosa”…; a lo que el de Liébana le replicó titulándolo “Testiculum Antichristi”.
- Testiculum Antichristi…
- ¿Cómo dices?- pregunté a Iñigo aquella mañana de diciembre mientras hablaba con él por teléfono desde la explanada de Santo Toribio.
- Lo que cuenta de manera un tanto criptica nuestro Pedro Onara en su diario:
“Abandoné aquél lugar aburrido de una vida que no era la mía, y con la firme convicción de ir a encontrar al Testiculum anticristi”.
- Está claro que no quería que se supiera de quién estaba hablando –añadí.
- Así parece que se hace cuando se tiene algo que ocultar…
Cuentan de Beato de Liébana que era un monje terrible, de una personalidad arrolladora y con una seguridad en sí mismo que sólo la posesión de un gran poder la podía explicar. De otra manera, no se entiende que aún oponiéndose a él, contara con el respeto del terrible rey Mauregato; ni que hubiera tenido arrestos suficientes para enfrentarse al mismísimo Elipando, arzobispo de Toledo, cuando a este le dio por heretizar. Por si no fuera poco, tuvo la iniciativa de enviar, sin el debido permiso real, unos emisarios a Carlomagno con el objeto de contarle las heréticas ocurrencias del prelado toledano.
Dicen que había en la intención de todo lo que hacía más de política que de teología. Esto podría explicar sus ataques y descalificaciones a la sede toledana; y el modo en que, recuperando a San Isidoro en su “Comentario al Apocalipsis”, reavivó la tradición que aseguraba la presencia de Santiago en Hispania. De hecho, si hay alguien que dio el primer paso para el nacimiento del Camino, este fue Beato. Según él, Santiago, el Hijo del Trueno, predicó y fue enterrado en la península y, ahora, sólo faltaba encontrar su tumba… Curiosamente, eso ocurriría poco después en el bosque de Libredón en Galicia.
De su “Comentario”, Beato consiguió crear todo un género literario, o mejor dicho artístico, medieval de tan alto prestigio que aún hoy en día es reconocido por el nombre de su primer autor. Cuenta Odeinio de Carrión que de ese primer beato, terminado alrededor del año 786, se envió una copia al Arzobispo de Toledo, cosa poco común dado lo costoso que resultaba su elaboración, lo cual hace plantear al autor palentino sus dudas sobre la verdadera intención de tal “regalo”.
- Y que quería decir Pedro Onara con eso de que estaba decidido a “ir a encontrarme con el Testiculum anticristi”.
- No lo se.
- ¿Fue directamente a Toledo?
- No, apareció cerca de dos años después de su huída.
- ¿Y qué es lo que hizo durante aquél tiempo?
Hablando de tiempo, el mío acababa de terminarse: Larouge me recordó que en cosa de 15 minutos debíamos estar en la plaza del ayuntamiento. Allí nos habíamos citado con unos amigos para ir a comer algo -¡macarrones!, exclamaba uno de ellos-, en un restaurante italiano, por lo que debíamos abandonar la catedral a uña de caballo si no queríamos llegar tarde.
- Vale, vamos. Aquí ya se ha hecho todo lo que se debía… Por ahora.
Me quedaba pendiente el segundo de los retratos que me habían llevado hasta ahí, pero estaba seguro de que podía llegar a tener alguna razón más para volver a la catedral.
Mon Dieu, Testiculum Antichristi... cómo se las gastaba el de Liébana!
ResponderEliminarEn mi ignorancia, siempre me imaginé a Beato, metidito en aquel valle espléndido y comiendo con cierta frecuencia un antecesor, exclusivamente leguminoso, del famoso cocido lebaniego. Lo que hace la ignorancia y lo bien que sienta desasnarse en esta casa.
Amén de lo que me ha gustado el post, es que me estoy ya frotando las manos pensando en todos los otros que quedan aún por escribir y que andan ya trasteando en su tintero. Dispuesta pues a sumergirme de nuevo en la Historia.
Muchas gracias, señor de Batz, por el placer de su lectura. Y por correr tanto para ir a comer macarrones, y por andar siempre por ahí.
Un abrazo bien fuerte y besos al piratilla descubridor y abanderado y, por supuesto, a quien apoya y da alas a sus viajes, proyectos y escritos.
Me temo que el beato no conocía -o ignoró deliberadamente- otra tradición más fuerte que sitúa la muerte de Santiago en Jerusalén, cosa lógica puesto que era obispo allí.
ResponderEliminarComo dice Freia, es un placer volver a sumergirnos en una nueva historia, esta vez seguiremos a Pedro de Onara hasta donde Charles nos lleve.
ResponderEliminarHe aprovechado para leer los heterodoxos y salgo ahora mismo de la inmersión en el siglo VIII desconcertado con la pasión que se gastan asturianos y toledanos. Se nota la predilección de D. Marcelino por Beato, su paisano, habitante de "las guájaras y riscos de Liébana", "tierra áspera, agreste y bravía". Esperamos impacientes.
Podemos decir que tenía su carácter, y como suele decir un amigo mío: el que tiene un carácter así y lo manifiesta es porque puede, y creo que aunque nunca lo sabremos con claridad, nuestro amigo Beato no era el modesto monje amanuense e ilustrador que podemos imaginar.
ResponderEliminarIgual lo cuento, pero !oiga! que al final no comí macarrones ;)
Saludos de vuelta de los mencionados a la remitente y consorte, con añadido de los mejores deseos en su próxima escapada.
¿Necesita usted unos maceros para que den un toque más aristocrático a sus visitas en París? Imagínese lo bien que quedaría precedida por uno de ellos en sus visitas culturales y gastronómicas.
Salud
Lo de comer en Toledo me resulta una pesadilla.
ResponderEliminarLo de estos señores parece sacado de la telebasura de hoy día, pero con otro nivel.
Ahí está parte del meollo de la cuestión: ¿lo desconocía o lo ignoró deliberadamente?, ¿lo utilizó con total descaro, pero gran habilidad, para hacer girar el eje de la cristiandad Peninsular hacia tierras no ocupadas el los musulmanes?, ¿era una maniobra política para fortalecer y cohexionar al Reino de Asturias?.
ResponderEliminarRecuerdo haber hablado sobre esto mientras hice el Camino con un profesor de historia que es muy aficionado a todas estas cosas relacionadas con el mundo jacobeo, y coincidiamos en que algo tuvo que haber de ello, y más aún cuando "casualmente" pocos años después se encuentra la tumba de Santiago. En cierta manera se estaba construyendo/reconstruyendo una tradición cultural del reino, vinculándola con todo el pasado a través de la visigótica. Era la mejor forma de legitimar su derecho sobre toda la Hispania.
Salud
No es de extrañar esa predilección de la que hablas, pues tanto Don Marcelino como Beato, además de paisanos,estaban al mismo lado del integrismo. A pesar de ello, la lectura de "Historia de los heterodoxos españoles" es más que muy recomendable, pues además de ilustrarnos con gran detalle sobre las diferentes "heterodoxias" que se dan a lo largo de la historia de España, lo hace de manera muy amena.
ResponderEliminarCelebro verte por aquí, amigo Vere.
Salud
Bueno, en mi caso fue estando de vacaciones y disfrutando de la compañía de unos muy buenos amigos. Así, no hay pesadilla, aunque está claro que hay circunstancias en que pueda serlo.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de la telebasura, en mi opinión había por lo menos algo más de nivel en aquellas...
Salud
Me ha encantado tu entrada. Beato!! si hasta lo estudié en el cole...
ResponderEliminarGenial, simplemente.
Besos
Lo que parece claro es que Beato de Liébana fue el Pelayo (Y no me refiero a Marcelino, aunque luego haría lo suyo) de las letras; más que con su comentario al Apocalipsis, con la inclusión de éste traducida, el libro llegó a ser un símbolo de rebelión y resistencia al califato omeya de Córdoba. Esta literatura apocalíptica también la emplearon otros autores cristianos en otros paises conquistados por el Islam en los siglos IX y X. Y de aquellos barros.... a la historia que nos enseñaron en la escuela.
ResponderEliminarEn cuanto a Santiago, en el Comentario del Apocalipsis lo nombra como evangelizador de España e incluso existe otro escrito suyo en el que lo proclama patrón de Hispania..... aunque cuando se descubre la tumba del santo, Beato había muerto, la semilla había dado su fruto.
Perdona amigo Charles mis comentarios, que se que nada aportan a tu conocimiento.
De todo, me quedo con tu relato y con las 30 obras miniadas del Beato que se conservan.
Un abrazo y salud.
Ando más perdía que la madalena antes que la mojase cristo, con el tema este del medievo,
ResponderEliminarPero el beato ese tuvo que ver y temer, como en un par de decenios Hispania había quedado conquistada por los hermosos, elegantes y limpios mozos árabes, que hasta el arzobispo se puso a hacer bolos con ellos, así que no sería de extrañar que alguien viéndole pelar las barbas a sus beatos vecinos diera la voz de Santiago y cierra España, que A MI NO ME PELAIS LAS BARBAS, y se inventase el "muñeco" en una zona defendible del norte,
El término acusativo de Testiculum anticristi, al arzobispo colaboracionista está en esa linea.
La necesidad es la madre de la ciencia,
¡hay que joderse que el padre nunca haya que conocerlo!, pues igual Charles no va a iluminar un manuscrito sobre este
pos mehagustao, está muy bien urdio tó, lástima del macarrones, del Elipando... siesque con ese nombre
Me agrada saber que te ha gustado, amiga. Y, sí, yo también recuerdo haber oído su nombre en el colegio.
ResponderEliminarSalud
De perdona nada: agradecido, que es lo que me siento con tus comentarios, amigo Herri.
ResponderEliminarEfectivamente, lo que hizo fue sembrar una semilla que luego aprovecharía Alfonso II, de quien era partidario en contra del rey Mauregato. para mi uno de los misterios más interesantes de este personaje es el relacionado con su origen, su cuna, pues como digo tuvo que ser alguien de influencia -en contra de lo que seguramente podría imaginarse-, y su modo de actuar habrá estado condicionado por ello.
La literatura apocalíptica de este tipo tiene que ver mucho con el concepto del milenarismo, y ello explica que en situaciones de crisis como la que el cristianismo peninsular vivía en ese momento, se era muy proclives a ello.
Por cierto, que hablando de milenarismo, hace poco leí un libro titulado "El incendio milenarista", que trataba, entre otros muchos, un tema que nos atrae mucho a los lectores de Corto Maltés: los cangaceiros. Este es un tema muy interesante en el que algún habrá que entrar...
Curioso: se empieza hablando de Beato de Liebana y se termina haciéndolo de los cangaceiros.
Salud
Pues no se me pierda usté con la cosa de las madalenas, que tiene que continuar leyendo a Proust, y todavía le queda un tanto.
ResponderEliminarAl Beato yo lo veo en ese sentido barriendo para casa, que es lo que se hace cuando alguien pone a Dios de su parte. Y como lo de Santiago, además de para hacernos andar a algunos, a él y su gente les venía padrísimo, pues a la primera de cambio -eremita que ve luces en el bosque-, la cogen como suya y !he aquí la tumba del Hijo del Trueno!. Ahora hablaría de Ovnis, muertos vivientes o apariciones marianas.
Eso es: lástima de macarrones, del Elipando, etc, etc...
Se agradece la recomendación de "El incendio milenarista" del que, por lo que he visto, apetece mucho leer; y cómo no recordar "Bajo el signo de Capricornio" y las lecturas de Eric Hobsbawm..
ResponderEliminarSalud.
Espero que te guste, Herri. A mi me pareció interesante. !Qué decir de Hobsbawn! Sus "Bandidos" y "Rebeldes primitivos" -a pesar de no coincidir en todo- me enseñaron a revisar la intrahistoria con otra perspectiva.
ResponderEliminarSalud!
Está en la línea de lo que ocurrió en Granada con los libros plúmbeos.
ResponderEliminarSi, efectivamente tiene cierta relación. Hay un estudio muy interesante sobre el tema de los libros plúmbeos escrito por Don Julio Caro Baroja. El título, si no me falla la memoria, es "Las falsificaciones de la historia".
ResponderEliminarSalud!