Talán, talán, talán
Que Pierre Desmouleux no citara este pequeño texto en el apéndice de su “Vie de Antoine de Bonfils” dedicado a recopilar las referencias tanto de la obra editada de su biografiado antes del año 1954, como de los textos dispersos, ha vuelto locos durante muchos años a los especialistas en este personaje. Sin embargo, el hallazgo hace menos de una década de sus memorias manuscritas en Lupiac, ha eliminado cualquier duda al respecto. Puede que se trate de un texto menor, de juventud, escrita por una mano inexperta, pero encierra en sus palabras una frescura que a mí, personalmente, me hace apreciarla con especial cariño.
Vaya esta pequeña joya por la Condesa, para que su recuperación sea plácida y suave, como las palabras de Antoine de Bonfils, y perdóneseme el haber trocado la enfermera pidiendo silencio por mi tocayo Mr. Darwin.
Brilla templada y suave la brisa. La sombra castañea y cruje danzando sobre mí, como el péndulo lo hace cuando anuncia un secreto ancestral. Juraría que en alguna vida pasada estuve siempre así, observando el turquesa imposible de las hojas vivaquear sin fin… Y eso que no recuerdo lo que alberga mi memoria.
De lejos llegan los primeros susurros de la noche, confundiéndose con la llamada a oración de mi parroquia
Talán
Talán
Talán
"Les nuages perdues" Antoine de Bonfils (1787)
Vengo de acompañar el dolor de un amigo y tu bello texto calma y serena.
ResponderEliminarUn abrazo Charles
Pues celebro, querido amigo, que te haya sido de utilidad en momentos tan dolorosos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y mucha salud
Esta mañana, all despertar finalmente sin dolores excesivos y habiendo eliminado totalmente los vapores del quirófano, esta Condesa se ha animado a encender la tableta y se ha encontrado con este regalo hermoso y suave. Calmado y sereno y que también inspira en quien lo lee serenidad y calma, como bien dice Vere ( a quien envío todo el consuelo de que soy capaz). Y quien hay detrás de la condesita se ha emocionado como la niña que un día fue y que todavía se esconde en algún rinconcillo de su ánimo.
ResponderEliminarMil gracias, Monsieur de Batz por estar tan pendiente, por regalo tan delicado y por esa imagen del buen don Carlos sugiriendo silencio y eternidad.
Desde un edificio alto con sábanas blancas que espero abandonar pronto, un abrazo cálido y toda mi admiración, mi respeto y, sobre todo, mi afecto, por Vd.
PD Las cuatro Torres me acompañan en la cercanía hermoseando y protegiendo.
No sé si es por el calor que hace, pero el texto me da sensación de verano.
ResponderEliminarPues ahora toca, por lo menos hoy, que a usted le mimen y cuiden un poco mientras se recupera perezosamente de la operación. Todo ha ido bien, y eso es lo que importa: una molestia menos.
ResponderEliminarNo hace falta que le diga lo que se agradecen las palabras que me dedica y lo orgulloso que me siento cada vez que las leo y releo. ¿A quién no le gusta sentir el aprecio de quienes aprecia también? Creo que esa es una de las mayores y más estimulantes ventajas de casas como ésta, en las que las visitas son mínimas pero muy próximas.
Disfrute de la cercana compañía de esas cuatro torres.
Salud y ánimo.
Está bien, como digo siempre, ver lo que les dice un texto a otros. A mi me parece una necesidad de silencio y soledad, no en vano está escrito en medio del ruido de una feria, mientras el pequeño daba vueltas y vueltas en el tiovivo: linea y saludo, linea y saludo, y así hasta el último talán.
ResponderEliminar¿Quizá sean las dos primeras palabras "Brilla templada" las que condicionan la percepción del texto? A saber...
Muchas gracias y salud!
me ha obligado usted a darle un buen repaso a su primera bitácora, y de paso he ido haciendo clic en muchos bitacoreros ¡alguno postea!
ResponderEliminar¿Nos dejará algo antes de irse a buscar la sombra de una biblioteca?
Talán
Pues mire que ha tirado patrás, pa cuando las bitácoras se escribían en latín, aunque por lo que me contaron, eso no es para usted un problema. ¿Postea alguno? menos a dos o tres, los daba a todos por desaparecidos o pasados a mejor vida: a facebúks, tuiters y demás hierbajos.
ResponderEliminarA pesar de tener desplegados los mapas, queda todavía bastante para acogerme a la sombra de una biblioteca, tanto tiempo que hasta servidor es capaz en él de escribir alguna coseja... ¿el qué? Eso ya no lo se...
Casi seguro que es la palabra templada.
ResponderEliminarPues a la vista de lo que pasó -por lo menos en estas tierras- dos días atrás, más que de templado, podríamos hablar de horneado.
ResponderEliminarSalud
Una obra desconocida del de Lupiac; por una vez voy a estar en desacuerdo con usted, amigo Charles, que yo no veo que este sea un escrito menor ni de mano inexperta; imagino "Les nueages perdues" como un libro de pequeñas prosas poéticas y para la época es de destacar, al menos en la que nos ofreces, la distribución de las campanadas, que imagino así recogidas en su publicación.
ResponderEliminarEspero que sigas dándonos a conocer más cosas de Antoine, que a buen seguro que merecen mejor suerte que la que la historia le ha deparado.
Desear a la Condesa una rápida recuperación y a ti y a los tuyos un abrazo y salud.
Gracias Herri por tus palabras. El bueno de Antoine forma ya parte tan importante de estos cuadernos que es cosa necesaria el que asome de vez en cuando -aunque entre la vez y el cuando pasen años-. Si quienes le conocen pasan por aquí para volver a encontrarlo el día que eso ocurre, estoy seguro que la memoria de nuestro Bonfils se verá más que honrada.
ResponderEliminarComo siempre, es un honor muy especial para mi el encontrar a los ya viejos amigos jardineros asomando por estas páginas.
Lo mismo: mucha salud y un abrazo para los tuyos de los míos.