Un mundo nuevo
Su primer artista ha sido Menchu Gal. Algo de ella aprendió en la ikastola cuando celebraron la semana del mar y le explicaron que le gustaba dibujar barcos y paisajes marinos. Así nos lo repitió cuando llegó a casa con un dibujo hecho por él, que quería ser una copia de una de sus obras.
El pasado domingo, aprovechando que no paraba de llover y que teníamos pendiente por visitar una exposición que le han dedicado en esta ciudad, nos acercamos hasta la Sala Kubo de la Kutxa para verla. A él le pareció estupendo, y más aún cuando descubrió que podía sentarse en el suelo sin que nadie le dijera nada y hundirse en esa suave mezcla de colores que abarcaba más allá de su mirada.
Ahí se quedó él sólo. En silencio. Nada fuera del cuadro parecía preocuparle, mientras nosotros observábamos orgullosos cómo iba descubriendo un mundo nuevo.
En ocasiones se queda uno sin palabras, ¿verdad, mi buen caballero de Batz?
ResponderEliminarEl piratuelo se ha embarcado en uno de los barcos más hermosos del mundo e inicia el viaje. Y ese afán de aventura ya no le abandonará jamás.
Un beso muy fuerte a los tres.
Ese niño ensimismado delante de un cuadro me ha recordado a la niña que fui, la que su padre llevaba de la mano a museos y exposiciones, la que veía procesiones de Semana Santa mientra su padre le explicaba quien fue el tallista de esa imagen y si la de hoy era mejor o peor que la de ayer. Él me descubrió un mundo nuevo, pero también me convirtió en la persona más pesada de la tierra viendo museos.
ResponderEliminarRecuerdo que me llamó la atención el Louvre porque no paraban de pitar las alarmas, con niños acercándose a los cuadros, sin embargo los vigilantes ni se movían. A una cuasigabacha que nos acompañaba le dije que le preguntara a uno de los vigilantes si no se producían accidentes con los niños en los cuadros, y rotundamente dijo:
ResponderEliminar-No, todos los "accidentes" han sido hasta el momento de personas adultas.
Accidentalmente, se va a enviciar o se va a jartar, déjalo que se acerque,y se vaya, para luego de nuevo volver, esto es un hemoso ciclo...
Buen camino Charles.
Así es, mi querida amiga. Uno se queda sin palabras y lleno de emoción. !Cómo pasa el tiempo y que independiente se va volviendo!...
ResponderEliminarSólo espero que ese nuevo horizonte no le anime a trasladar sus veleidades artísticas al sillón o las paredes de la casa...
Pesada será para usted, pues seguramente sus comentarios se verán como amenos y edificantes por aquellos que la acompañan. En ese sentido puede sentirse rica por el bagaje cultural que dejó su padre en aquella niña que le acompañaba a las procesiones.
ResponderEliminarSu comentario me recuerda a las profundas charlas que tuve con un viejo amigo de Zamora, que sentía un inmenso orgullo por pertenecer a una de las más importantes cofradías de la ciudad, y que era capaz de describir con pelos y señales cada una de las imágenes que salían en la procesión. Le recuerdo hablando de "La Lanzada" de Ramón Alvarez, de Siloé, Berruguete, Juni, entre los que conozco, y otros muchos de los que no tenía noticia alguna. Lo hacía con tal pasión, con tal precisión en los detalles, que uno sentía la urgente necesidad de verlos personalmente, y experimentar con su propia mirada el mismo goce estético que transmitía su amigo.
El Louvre es como un mundo dentro de otro mundo. Al mencionarlo, me viene a la memoria la última vez que lo visité: andábamos corriendo de sala a sala en busca de una pequeña caja de un tal Baradelle... ¿lo recuerda?.
ResponderEliminarEs casualidad, pero ese mismo día, después de visitar a Menchu, nos acercamos a San Telmo para visitar una exposición titulada euria/lluvia, sobre artefactos de todo tipo relacionados con la invocación a las lluvias. Era el día adecuado está claro. Pues bien, al acercarnos después a la permanente, donde hay un Greco que parece copia de copia de copia, se nos ocurrió decirle al bajito curioso que ése era el pintor que vimos en Toledo y unos de los favoritos de su Izeba Bakea: se acercó a verlo y... !Piiiiiiii!. El famoso pitido y como en su caso nadie movió un pelo. Será seguramente, como usted dice, que sólo se alarman si acecha un adulto...
Por cierto: ¿le dejaron fotografiar a sus anchas en el Louvre?. Me acordé de usted, pues según hice la foto que ven aquí apareció el guarda de turno para decirme muy educadamente, eso si, que nada de fotos.
Espero que si algún día vuelve por las francias, piense en hacer un alto en esta ciudad.
Recuerdo que no encontre el baradelle, ni en el el louvre, ni en el museo Naval snif..
ResponderEliminarEn el louvre llené una tarjeta de memoria de la cámaras, y me quedé sin pila, aún ando repasando y reclasificando...
algún día espero pasar por esos verdes lugares, antes o después lo invitaré a un café
... De rodillas, parece que estuviera rezando.
ResponderEliminarConcentrado en lo que está viendo, como si sus pensamientos marcharan por el interior del cuadro.
ResponderEliminarPor cierto, que descubro que hay una pregunta que, por despiste, no respondí en un anterior comentario suyo, referente a los árboles de libertad. Hasta donde yo se, lo de los "árboles de la libertad" fue una costumbre muy frecuente en la época de la ilustración, supongo que como una reacción neoclasicista al simbolismo religioso. Los plantaron en los EEUU con motivo de su independencia, y parece ser que eran en su mayoría olmos; en las independencias hispanoamericanas también lo hicieron en algunos países: en Colombia, por ejemplo, plantaban cerezos o arrayanes...
En Francia la preferencia la tenía por los álamos y sobre todo los robles. En algún pueblo del pirineo francés vi que todavía conservaban su "árbol de la libertad", como una reliquia de un pasado lejano, y unos ideales ya, desgraciadamente, prácticamente olvidados. Si hay un simbolismo masónico detrás de ello, o druídico o de cualquier otro tipo no lo sé, pero son cosas en las que entro con la duda por delante como cuando se habla de templarios y extraterrestres...
Es curioso, pero todavía las monedas de 1 y 2 euros franceses, tienen en su reverso un árbol de la libertad:
« Ces pièces arborent un symbole de liberté, de vie et de croissance, de pérennité et de renouveau. »
Según manifestó su diseñador, un francés con nombre tan de su tierra como es Joaquín Jimenez.
Quizá convendría que él u otro por el estilo se pasara por estas tierra para redecorar los horribles euros españoles.
Habrá que louvrificar -dicho desde el respeto, je, je-, a los encargados del Prao.
ResponderEliminarSerán recibidos con alfombra roja, maceros y banda municipal. Los macarrones los pondremos a hervir mientras el alcalde pronuncia su discurso de bienvenida.
Los museos y las exposiciones suelo visitarlos sola para poder ir a mi ritmo, que es muy lento. De ahí lo de pesada, porque no acabo nunca. En cuanto al cofrade de Zamora, se nota que no es andaluz, pues aquí los cofrades suelen fijarse más en adornos y dorados que en las propias imágenes, ya que si las estimaran más no las someterían a los maltratos de las "levantás" y la lluvia que les cae cuando las sacan contra viento y marea.
ResponderEliminarHola, hola, hola... de tertulia.
ResponderEliminarYo en el Louvre pude fotografiar sin el menor problema La nave de los locos de un tal Bosco y no se acercó nadie a decirme nada. En información me dijeron que se puede fotografiar los cuadros de casi todas las salas, menos las obras maestras. Pero el celador de la sala de la "mona lisa" me comentó que él ya ni se molestaba en llamar la atención porque era inútil.
Y sí, las alarmas deberían pitar solo para los adultos, que son los que cometen las fechorías. En el Prado debería haber algún pitido especial que sonase pa cuando se acercase Miguel Zugaza porque conviene tener a los cuadros protegidos de tamaña bestezuela artística.
Y me hace mucha ilusión que el pequeño gran Iago quisiera acercarse todo lo posible a ver uno de esos grecos que le gustan tanto su Izeba Bakea. Cuando se acerquen por Madrid la tal Bakea puede llevarles a ver una expulsión del templo, en la iglesia de San Ginés, que es desconocido para la mayor parte de los madrileños. Uno de los grecólogos oficiales lo había catalogado como copia hasta que, ¡fíjate tú! en una limpia apareció la firma, junto a la pata del banco y era más de verdad y más bonito que un sanluis.
Y a mi querida Anarkasis le diré que, cuando quiera, puedo ayudarle a encontrar el baradelle del museo Naval, que no está tan escondido... Anda justo al lado del mapa de Juan de la Cosa. Es más, podemos organizar la toma del Calvados -sin spaghetti- cuando se acerquen por aquí, todos juntos dentro del museo Naval, sapristi!
Un beso enorme a los dos,
Me llama la atención eso de establecer el límite del permiso entre lo que son obras maestras o no. ¿Quién da las patentes? ¿somos todos capaces de discernir si lo que queremos fotografiar está permitido o no? Quizá lo suyo sería matizar un poco para aclararnos a los que somos "el gran público" y decirnos eso de: "si lo vendemos en postal, no se puede; si no lo vendemos, pues usted mismo, pero le va a quedar un churro...".
ResponderEliminarLo de que permitieran fotografiar la Mona Lisa aunque no se pueda, también tiene lo suyo, pues las veces que me la he cruzado está llena de mirones que lo ponen un poco difícil. No obstante más que con la foto , me quedo con la grabación de los comentarios tan profundos que se hacen, hay algunos de antología que no olvidaré en la vida...
La toma de armañaques o calvados en el museo naval puede terminar en suave deriva por entre las joyas que allí esperan. Habrá que brindar por monsieur Baradelle y a Juanito de la Cosa le firmamos el mapa como si se tratara de un brazo inyesado... y si hay un jabeque por ahí, contenganme por favor, que pongo pronto rumbo al próximo puerto con taberna.
Lo de los olmos es una pena, se afectan de grafiosis y se mueren.
ResponderEliminarY tiene razón con lo de los templarios, basta que algunos vean tres piedras en el suelo, concluye que forman un triangulo y se acuerdan de Hugo de Payns.
Gracias por la investigación.
Es una experiencia fascinante comprobar como empiezan a descubrir ese mundo nuevo que tanto nos gusta.
ResponderEliminarSabemos que les dará muchos buenos momentos saborear cuanto arte se encuentren en su camino.
Sabemos también que pueden entrar en el vicio (como el de leer) de querer ver y conocer más y más arte.
Y babeamos.
Encantadora fotografía.
Abrazo!!
En cierta manera, el ser testigos de su descubrimiento nos hace, en cierta manera, ser partícipes de él, como si por segunda vez descubriéramos el placer de entender lo que la comunicación subjetiva quiere transmitirnos. Babeamos, si señor, llenos de orgullo.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
El descubrimiento de la abstracción y la representación, todo un mundo nuevo. Como aquella vez que el peque se quedó mirando su mano, instante al que le dedicaste una entrada.
ResponderEliminarPensaba que había comentado ya :)
Eso de los comentarios me suele pasar a mi también. No pasa nada, amigo.
ResponderEliminarCierto que le dedique una entrada a lo de la mano, !menuda memoria! La verdad es que cualquier ejercicio de abstracción es para nosotros algo maravilloso, pues descubrimos que con ello va forjando sus primeras ideas propias que le llevarán a consolidar una personalidad con el paso del tiempo. Todo descubrimiento es un hecho emocionante.
Salud, amigo Goathemala!