Inconstancias y decepciones

mihe


- Yo, señor, he vivido siempre aquí y los que me conocen, que son todos los del pueblo, le podrán confirmar a usted que apenas he abandonado mi casa a lo largo de todos mis años, si no ha sido para cumplir con la pesada obligación de hacer el servicio militar. ¡Al Ifni me mandaron los muy canallas, para defender un arenal en el que sólo había ratas, escorpiones y un sargento que seguramente ya se lo ha llevado el diablo!. Después volví al pueblo, me casé, criamos cuatro hijos que comían más que un sabañón y aquí me tiene, saliendo de misa pa jugar la partida de los domingos dondel Miguel, después de que veamos lo que a usted le trae aquí.


Hablábamos entre las gentes que salían de la iglesia apretando con las manos los cuellos de sus abrigos para protegerse del intenso frio que hacia aquella mañana. Había quien detenía un poco el paso intentado captar el contenido de nuestra conversación o saber quién era el extraño que hablaba con el Aparicio.


Recuerdo que unos días antes, había estado trazando al dictado de otra persona los contornos de una isla en la que jamás habíamos estado ninguno de los dos, pero que mi amigo la conocía como si eso no fuera así. Al igual que aquellos proyectos en los que nos lanzábamos en lo más soñador de nuestra infancia, fantaseamos con conocerla algún día. Imaginábamos como llegar hasta ella sorteando los cincuenta aulladores, y recorrer sus gélidas orillas entre los más diversos restos de naufragios y seres marinos. Sólo con pensarlo, nos sentíamos agitados por aquellos fuertes vientos, incapaces de escuchar nuestras voces y cubiertos del salitre que nos llegaba desde la mar. Ha de ser una sensación única, pensamos, sólo superada por la que se debe tener en aquél recóndito lugar de estar sólo en el mundo. No en vano, aquella isla tiene un nombre tan a propósito como el de Decepción.


En la misma mesa en la que trazábamos aquél mapa, había una fotocopia de otro sobre el que llevaba haciendo mis cábalas desde hacía unos meses. Se trataba de un “Itinerario seguido por las reliquias de San Gregorio Ostiense durante 1756”, extraído de un interesante estudio titulado “Plagas de langosta y clima en la España del siglo XVIII” de Armando Alberola Romá. Como me ocurre en muchas ocasiones al meterme en estas harinas, el fin se me convierte en el medio, y el medio en el fin, y como resultado de ello, no queda ni fin ni medio, si no únicamente una pila de papeles que terminan añadiéndose otros fines y medios anteriores que no llegaron a nada. Debe ser esa vocación de náufrago que parece adivinarse en mis ensoñaciones marítimas.


Intentaré explicarme.


Durante mi última visita al Archivo Histórico Nacional recogí un documento del Tribunal de la Inquisición de Toledo, cuyo título general atribuido era “Proceso de fe de las religiosas del Convento de Carmelitas Descalzas de Malagón”, que es como decir muy poco. Pero si se entra en su ficha para conocer mejor el alcance y contenido, se puede leer que dice: “Declaraciones de testigos e informaciones realizadas por Fernando Antonio Sánchez de Torres, comisario del Santo Oficio en Ciudad Real, sobre sor Catalina Teresa de Jesús María, sor Juana de San José, sor Isabel de Santa Teresa y de la novicia Manuela de la Concepción, entre otras religiosas del Convento de Carmelitas Descalzas de Malagón (Ciudad Real), sospechosas de molinismo, de falsas apariciones y revelaciones y de mantener contactos carnales entre ellas”.


Al margen del evidente morbo que podría atribuirse a la última de las acusaciones, lo que centró mi atención desde un principio en este documento era otro motivo: su extensión –alrededor de 1400 páginas- permitiría seguramente extraer una descripción detallada de la vida diaria de ese interesante –para mí, por lo menos- microcosmos que era un convento barroco. Si había suerte, podría extraerse del documento una detallada descripción de la red de relaciones que había entre las personas habitantes del convento, sus filias, sus fobias y el modo en que todo ello se reflejaba en el mundo exterior.


Y hablando del mundo exterior, tenía interés por conocer cuál era la mentalidad predominante en cuanto al modo de ver la vida y el de enfrentarse a la adversidad… Entre las circunstancias que tomé como muestra, me dio por buscar todo lo relacionado con las plagas, hambrunas y enfermedades de aquella época, hasta llegar a la cuestión de la langosta y el paseo desde Navarra y por toda la península de las reliquias del tal San Gregorio.


Aquí fue donde mi inconstancia y dispersión me hizo perder el norte, al ocurrírseme aprovechar para averiguar si en los libros sacramentales  de las parroquias por donde pasó la reliquia se registró tal hecho y el modo en que se hizo.


Por lo que me contó el Aparicio mientras volvíamos a entrar en la parroquia, llevaba haciendo de sacristán en Gormaz muchos años, desde antes de enviudar, y a falta del párroco, era él quién se encargaba de sus cosas en el pueblo. Rebuscamos entre los registros del años 1756 y nada encontramos en ellos. Dedujimos que no se detuvo ahí, por lo que sería mejor consultar los registros del siguiente pueblo del que se tenía constancia de su paso.


- Antes de que se vaya del pueblo visitará la ermita de San Miguel…


Comenzaba a anochecer cuando salí de la ermita. Estaba emocionado por la belleza de las pinturas románicas que, tras un arduo proceso de restauración, adornaban su interior.


Ahí fuera, bajo la sombra de la imponente fortaleza de Gormaz, hilaba mis pensamientos con los finos rayos de luz que doraban todos aquellos llanos que tenía frente a mí. Quedé sumido en una especie de ensoñación en la que repasaba las imágenes que había visto, especialmente la de Thoth, Hermes o San Miguel –que en este caso es lo mismo-, pesando las almas de los difuntos.


No era la primera vez que me encontraba con esa versión del Arcángel, y realmente me parecía muy interesante profundizar en su relación con cultos anteriores. Igual es el momento de ponerse a ello.


langosta

Comentarios

  1. ¡1400 páginas! Seguro que pusieron lo de las relaciones carnales de gancho para que alguien se las lea.

    Tengo que convencer a la jefa para ir a Soria...

    ResponderEliminar
  2. Me resulta difícil imaginar semejante joya sin una larga cola de turistas y todo lleno de cordones, que intentan evitar que alguien se lleve un trocito de recuerdo o compruebe si la pintura es resistente a la saliva.

    ResponderEliminar
  3. !Bien visto! Supongo que incluso el que hace de comisario del Santo Oficio era un personaje muy popular en aquella época... Efectivamente, el gancho es el gancho.

    Si pasan por allá, estoy seguro que disfrutarán de todo, todísimo, lo que hay que ver. Merece la pena...

    Salud!

    ResponderEliminar
  4. Lo es, difícil de imaginar quiero decir, pero le aseguro que disfrutamos en soledad de aquél lugar. Quizá sea por estar algo alejado de las rutas de paso más frecuente de las manadas de turistas, y no existir cerca ni playas ni donde dedicarse a las compras.

    Salud!

    ResponderEliminar
  5. Yo, señor, he vivido siempre aquí.... Eso ya se oye bien poco. De niña, me enseñaron a añadir "señor" y "señora" al dirigirme a alguien mayor (aunque para mí fuera mayor una persona de 50 años), pero ahora los niños le hablan de tú a los que pueden ser sus abuelos.

    ResponderEliminar
  6. usted tampoco ayuda con la dispersión, ya me he perdido por el curioso pdf de las langostas, y luego llevo dos días por el blog de viajar por el arte a ver que le arramblo, y porque no ha dejado más que si no..... le anoto dentro un mes, porque me ocurre algo parecido que empiezo de carmelita en málaga y termino de puta en Malagón
    Ya nos contará de ese santo oficio, (de qué fecha es???=) merecería estar en el interné esos 1400 pliegos, ¡vaya que si!

    Un gran saludo despues de un largo paentesis.

    ResponderEliminar
  7. Así es. Supongo que se trata de una cuestión cultural, pues a esos niños alguien les ha enseñado a tratar del mismo modo a quien puede ser su abuelo que a su compañero de pupitre.

    Personalmente, entiendo que el dejar de tratar a determinadas personas con el "usted" en razón de su edad, es consecuencia del dejar de hacerlo por razón de las diferencias sociales. Una cosa es consecuencia de la otra, aunque no debiera de ser así.Más aún cuando seguimos obligados a diferenciar el tratamiento cuando lo dirigimos a quienes insisten en estar por encima de los demás,

    Salud!

    ResponderEliminar
  8. Espíritus dispersos, que se le va a hacer, amigo Anarkasis. Celebro que haya disfrutado de las referencias que les he dejado por el camino. Quizá así consiga entretenerles hasta que retorne a las ganas de contar lo que pasó en el convento de Malagón... Bueno, espero empezar a asomarlo un poco pronto.

    ¿De que fecha?: la mayor parte de los documentos contenidos en los legajos están fechados entre 1743 y 1750.

    ¿Merecerían estar en la red?

    Le cuento algo:

    hasta donde yo se, algunos archivos -como el Histórico de Protocolos de Gipuzkoa, la Chancillería de Valladolid y el Histórico Nacional-, están afrontando la necesidad de digitalizar sus fondos de una manera que les resulta bastante económica y, aunque muy lenta, práctica.

    Le cuento más:

    Se trata de que cuando yo voy y pido la copia de un documento a esos archivos, yo pago un tanto por copia -no demasiado, la verdad- y ellos lo digitalizan y me envían una copia, pero a la vez han digitalizado a mi cuenta un documento más de sus fondos que, en algunos casos como los de los archivos que menciono, los ponen a disposición de todo el que quiera y sepa llegar a ellos en la red. Es impresionante la variedad y contenidos de documentos de dichos archivos que se pueden consultar a través de internet.

    Eso si, nada en comparación con lo que están haciendo en Francia donde ya han digitalizado todos los registros parroquiales y civiles del país así como muchos de sus protocolos y archivos..

    Bueno, ya me vale.

    Un placer volver a estar aquí en pleno uso de mis facultades para disfrutar de compañías como las suyas.

    !Salud!

    ResponderEliminar
  9. Lo encontré
    http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_servlet?accion=4&txt_accion_origen=2&txt_id_desc_ud=3695929

    llaman malescanear a digitalizar... bueno, menos da una piedra

    ResponderEliminar
  10. Pues esas son de las mejores, hay alguno que... Pero lo dicho, por lo menos ahí está...

    Se va a conocer el final antes de que se lo cuente

    Salud!

    ResponderEliminar
  11. Me "encuentro" por aquí y me gusta. Me gusta el tono, me gusta el contenido y me gustan las mil y una sugerencias. Creo que me quedo. Decidido.

    ResponderEliminar
  12. Celebro que te encuentres a gusto en este cuaderno, Sira. Lo mismo puedo decir yo del tuyo. Un verdadero honor.

    ResponderEliminar
  13. Es sorprendente la manera en la que te embarcas en proyectos y no te desanimas ante semejante tochazo, no sólo eso, también como "culebreas" de uno a otro sitio y por todos lados te pica la curiosidad y nos suscitas el interés.

    Y mira quién te lo dice que ha descargado ese periplo de reliquias de San Gregorio detrás de los campos asolados para que entre rogativas llegara el alivio al insecto.

    También me alcanza la intriga por lo del convento de Malagón y el Arcángel y sus pesaje de almas o psicostasis.

    Suficientes elementos para pasar una amena tarde leyendo mientras afuera una inesperada lluvia resbala en los cristales.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Mas que desánimo, el ver que era un tochazo me puso los dientes largos: la de información que podía haber ahí sobre las vidas desconocidas de gentes que vivieron siglos atrás. Para uno, eso es más que suficiente para seguir adelante...
    Me alegra mucho volver a encontrarte por aquí, después de mi obligada ausencia de estos últimos meses. Espero no ser tan "faltón a partir de ahora"

    Mucha salud!

    ResponderEliminar
  15. Emprender un viaje por la historia es una aventura sublime. Los nombres y las fechas no son sino el prólogo de una estancia en el pasado de las vivencias ajenas.
    Los tochos guardan tantos secretos entre las letras desdibujadas... Y si, finalmente, la cosecha no es apetitosa, siempre queda lo atesorado durante el camino; como ese entrañable Agapito.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  16. Un abrazo querido Charles, ha sido un placer estar de nuevo en tu compañía, casi puedo escuchar el crujido de los polvorientos legajos.

    ResponderEliminar
  17. Así es, lo mejor de estos viajes es la estancia en el pasado en el que se recupera del silencio anónimo las vivencias de aquellos que un día sintieron como nosotros.

    ResponderEliminar
  18. Otro para ti y los tuyos. Es siempre motivo de alegría para mi saber que estáis por aquí. El crujido de los polvorientos legajos nos acompañará siempre en nuestro camino.

    Mucha salud!

    ResponderEliminar
  19. El proceso de las carmelitas, me ha recordado aquel de las ursulinas de Loudum, sobre el que escribió Huxley un libro que me encantó de adolescente.
    También he recordado los buenos momentos que pasamos hace años recorriendo vericuetos sorianos en busca de románico con Herri y las familias.
    Un abrazo para todos

    ResponderEliminar
  20. En esa misma linea de “Los demonios de Loudun”, leí hará cosa de un par de años otro libro que es el que reconozco me vino a la cabeza de inmediato cuando di con esta historia de las monjas de Malagón, y lo he tenido muy presente mientras empecé a revisar lo legajos. Me refiero a “Demonios en el convento” de Enrique González Duro, una interesante investigación sobre los sucesos del Convento de San Plácido de Madrid en tiempos de Felipe IV, y en el que se vio implicado hasta el Conde Duque de Olivares por aquello que tan bien y también se cuenta en la Crónica del Rey Pasmado. Es un libro escrito por un colega y paisano tuyo que, a mi entender, hace un excelente análisis del “estado de ánimo” de la España del barroco.

    Tuvo que ser una experiencia inolvidable aquella que cuentas de Soria, como lo fue cuando revolvisteis por Jaen entre las ruinas de una vieja venta… Un abrazo para todos con extensión para Herri y los suyos.

    Salud!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Un día como el de hoy

Un mundo nuevo

La colina de Santa Bárbara