9 de enero
Hoy hace exactamente seis años, cayó sobre esta ciudad una nevada impresionante. Nevó, diré una vez más, como hacía años que no lo había hecho. Y, en medio de aquella tormenta tuvimos que sortear atascos, accidentes y eternos parones, para llegar a tiempo al hospital. A uno se le hacía estar viviendo en medio de la clásica comedia cinematográfica que irremediablemente iba a terminar con un improvisado parto en el interior de un coche... La verdad es que parecería toda la comedia que pudiera parecer, pero gracia, lo que es gracia, no me hacía ninguna. La idea de verme convertido en matrona improvisada en medio de aquella gélida e insistente nevada, con el estruendo de las bocinas, y los curiosos mirando y sacando fotos con sus móviles, se me hacía, cuando menos, que podía ser una manera un tanto surrealista de dar la bienvenida a este mundo a mi hijo.
Recuerdo aquél día con tanta intensidad, que sería capaz de reproducir con precisión cualquier instante, conversación, mirada o hasta el ritmo de nuestras respiraciones. Todo iba bien. Todo fue bien. Y aquél 9 de enero de 2009, en medio de una nevada como no la habíamos tenido desde hace tiempo, nació nuestro pequeño Iago. Nuestro hijo.
Felicidades Iago y Charles!, me acordé de ambos y de aquella nevada incluso antes de leer la hermosa entrada, para mí quedó por supuesto asociado a aquellas copiosas nieves y también, por algo que sucedió aquel día, al sabor de las naranjas. ;)
ResponderEliminarno hay nevada mala, y esa menos.
ResponderEliminarFelicidades a Sant Iago, que os hecho un capote en el atasco, para no mojaros, juas
a Iago y a sus padres por mojarse,
y ahora mucha salud a todos
¡Seis añazos ya el pequeño Iago!
ResponderEliminarFelicidades a él y a sus padres.
Y, como decían nuestros abuelos:"Que
lo veamos casado".
Dice el refrán: Año de nieves, año de bienes. Y ese año fue un regalo para vosotros. Feliz cumple a Iago.
ResponderEliminarEl día de nacimiento de nuestros hijos es siempre un día inolvidable. Y feliz.
ResponderEliminarEste lo fue por partida doble, dadas las circunstancias climatológicas.
Me alegro que todo fuese bien.
¡Feliz cumpleaños para Iago!...
...y abrazos para vd, Charles!
Ay, la nieve, tan melosa y poética ella tras los cristales...
ResponderEliminarY entre copo y copo, Vida... Feliz Iago y felices papá y mamá.
(Fíjese que, como Iago, también nací entre ventiscas blancas...)
Está claro que fue un día lleno de referencias!. Nieve y naranjas... curiosa composición, si señor!
ResponderEliminarGracias y mucha salud!
Pena que este año parezca que no vaya a haberla! De cualquier modo, nos prepararemos por si acaso.
ResponderEliminarSuerte y salud!
Menudas prisas que se da usted, juas! Se da por felicitado por su parte y le manda recuerdos, que aunque es pequeño, y el tiempo es más extenso a su edad, les recuerda a ustedes, y al otro tío que le precede en los comentarios, con mucho cariño.
ResponderEliminarSalud!
Así es. Tan regalados nos sentimos por ese año con la llegada de nuestro pequeño Iago, que este que le escribe recuerda la fecha a pesar de su terrible memoria de pez.
ResponderEliminarSalud!
Fue todo estupendamente. Como un gran sueño. Y si, será siempre una fecha inolvidable...
ResponderEliminarSalud y abrazos, Enrique.
Bonita coincidencia la de nacer entre blancas ventiscas, venir a este mundo, como bien dices, entre copo y copo, en medio de ese sedoso silencio.
ResponderEliminarUn abrazo!