Lo se, amigo. Sáquele partido a la nostalgia como inspiración, pero no deje que le donime, paralice o aleje de todo lo que le puede dar un poco de aire fresco. Adelante, siempre adelante...
Henri Chassin abandonó el futuro de granjero al que parecía estar predestinado, para buscar otra vida en los pueblos y ferias de la Francia del fines del siglo XIX. Quería recorrer el país vendiendo agujas, hilos, botones, imágenes piadosas, almanaques y algo muy especial que con el tiempo le llevaría primero a París y después a visitar varios continentes... Chassino, que era así como hizo llamarse desde entonces, podía ser capaz de atrapar ante un candil las sombras que hay en la oscuridad, y moldearlas suavemente con sus manos hasta darles la forma que él deseaba. Ante los ojos de su público aparecían todo tipo de animales, aves en especial, cuyos cantos había aprendido a imitar a la perfección durante su infancia. Hoy cumplo una semana de encierro. Si quito la escapada del viernes a pasar la mañana en la cola de un supermercado, claro está. Pero bueno, esto es nada en comparación con quienes el trabajo les obliga a seguir saliendo a la calle a pesar de lo advertido, y enfrentarse só...
Y mi relato de hoy comienza así: “Aquél día nevó como no lo había hecho desde hacía cosa de 30 ó 40 años...” Fue hace ya 5 años ¿lo recuerdas?, cuando tras una noche en vela, paseándonos sin poder dormir por la habitación, y con la única compañía de la silenciosa nieve cayendo sin parar al otro lado del cristal, llegó él, nuestro pequeño: el ruidoso y juguetón Iago. ¿Lo recuerdas? Como no... Y con su llegada cerramos un periodo oscuro, triste, de cuya memoria sólo queda, afortunadamente, el saber que tuvo lugar y que aquél día desapareció para siempre. Ahora sólo nos queda recordárselo una vez más, como todos los años: Egun horretan, orain dela 30 edo 40 urte ez bezala, elurra bota zuen... Mientras desde lo más íntimo de nuestro ser, una voz suave, sedosa, como el sonido imperceptible de la nieve rozando el aire,le susurrará: ... eta hortik aurrera amodio erraldoiaz bete zenituen gure bihotzak. (... y desde entonces, has llenado nuestros corazones de un amor inmenso). Feliz cumpleaños...
Con esta entrada, y no dejando de jugar con las palabras por última vez, cerramos el paso a este Laberinto que durante unos cuantos años ha sido el lugar en el que he vertido lo que se me iba ocurriendo. A las puertas de cumplir los 10 años en el mundo del blogeo, he creído que lo mejor era cerrar este cuaderno, pues resulta difícil de explicar, pero lo que podían dar de si en él mis palabras era ya más bien poco. Quienes me conocéis algo de este y anteriores cuadernos, sabéis de la costumbre que tengo de reinventarme y reaparecer, si no lo he hecho ya, en otro lugar. Y es que aunque pueda tener el ánimo y la capacidad de fabular vacía, siempre quedan en mi esas ganas de dejar una ventana abierta hacia todos vosotros con los que comparto el gusto por contar las cosas de esta manera tan especial... Mucha salud a todos.
La bella estampa y la anotación parece una invitación a la nostalgia. A la que soy muy dado, excesivamente dado.
ResponderEliminarLo se, amigo. Sáquele partido a la nostalgia como inspiración, pero no deje que le donime, paralice o aleje de todo lo que le puede dar un poco de aire fresco. Adelante, siempre adelante...
ResponderEliminarUn abrazo y mucha salud desde Torres Vedras.
Porque ya sabemos que la nostalgia no es ya lo que era (S. Signoret dixit)
ResponderEliminar... Y si lo fuera, es porque no lo sería.
ResponderEliminarUn saludo Senior
Como blanca es la luz de Lisboa. Amo a esa ciudad con toda mi alma.
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