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Día 8. La forma de las sombras.

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Henri Chassin abandonó el futuro de granjero al que parecía estar predestinado, para buscar otra vida en los pueblos y ferias de la Francia del fines del siglo XIX. Quería recorrer el país vendiendo agujas, hilos, botones, imágenes piadosas, almanaques y algo muy especial que con el tiempo le llevaría primero a París y después a visitar varios continentes... Chassino, que era así como hizo llamarse desde entonces, podía ser capaz de atrapar ante un candil las sombras que hay en la oscuridad, y moldearlas suavemente con sus manos hasta darles la forma que él deseaba. Ante los ojos de su público aparecían todo tipo de animales, aves en especial, cuyos cantos había aprendido a imitar a la perfección durante su infancia. Hoy cumplo una semana de encierro. Si quito la escapada del viernes a pasar la mañana en la cola de un supermercado, claro está. Pero bueno, esto es nada en comparación con quienes el trabajo les obliga a seguir saliendo a la calle a pesar de lo advertido, y enfrentarse só

Día 7. Lo que hay fuera.

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Gianni Berengo Gardin, Venezia in vaporetto (1960). “Tenía treinta años, vivía en el Lido de Venecia, y todas las mañanas tomaba el vaporetto para ir a trabajar a San Marco. Siempre llevaba la Leica conmigo, pues me gustaba entretenerme haciendo fotos. Me encanta Venecia en invierno: solo hay niebla y lluvia. Esta imagen la tomé una mañana de invierno, cuando todos salíamos a trabajar. Fue pura suerte, de verdad. Por aquél entonces hacía mucha fotografía arquitectónica, y esta la tomé espontáneamente, casi sin darme cuenta. En la puerta de cristal que hay en el centro se ve a un hombre vestido todo de negro. Si hubiera vestido de blanco la imagen no hubiera sido la misma. El hombre que mira a la cámara es un marinero. De  todos los libros de fotografía que he publicado en Venecia, esta es la mejor imagen ". Esta imagen del gran Gianni Berengo Gardin, el fotógrafo de las soledades y los temas sociales, sobrepone las presencias de aquél microcosmos del vaporetto en el reducido espac

Cerramos una puerta, abrimos otra.

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Con esta entrada, y no dejando de jugar con las palabras por última vez, cerramos el paso a este Laberinto que durante unos cuantos años ha sido el lugar en el que he vertido lo que se me iba ocurriendo. A las puertas de cumplir los 10 años en el mundo del blogeo, he creído que lo mejor era cerrar este cuaderno, pues resulta difícil de explicar, pero lo que podían dar de si en él mis palabras era ya más bien poco. Quienes me conocéis algo de este y anteriores cuadernos, sabéis de la costumbre que tengo de reinventarme y reaparecer, si no lo he hecho ya, en otro lugar. Y es que aunque pueda tener el ánimo y la capacidad de fabular vacía, siempre quedan en mi esas ganas de dejar una ventana abierta hacia todos vosotros con los que comparto el gusto por contar las cosas de esta manera tan especial... Mucha salud a todos.

9 de enero

[youtube=http://youtu.be/RuqVnqNPyC0] Hoy hace exactamente seis años, cayó sobre esta ciudad una nevada impresionante. Nevó, diré una vez más, como hacía años que no lo había hecho. Y, en medio de aquella tormenta tuvimos que sortear atascos, accidentes y eternos parones, para llegar a tiempo al hospital. A uno se le hacía estar viviendo en medio de la clásica comedia cinematográfica que irremediablemente iba a terminar con un improvisado parto en el interior de un coche... La verdad es que parecería toda la comedia que pudiera parecer, pero gracia, lo que es gracia, no me hacía ninguna. La idea de verme convertido en matrona improvisada en medio de aquella gélida e insistente nevada, con el estruendo de las bocinas, y los curiosos mirando y sacando fotos con sus móviles, se me hacía, cuando menos, que podía ser una manera un tanto surrealista de dar la bienvenida a este mundo a mi hijo. Recuerdo aquél día con tanta intensidad, que sería capaz de reproducir con precisión cualquier inst

Montjoie

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Hay otro San Vicente, este apellidado “de-Lamontjoie” en los límites con las tierras de mi Gascuña. Tras las colinas que se adivinan en el horizonte se esconden próximas La Romieu, Larresingle y Lectoure, como vías camineras que se dirigen hacia el sur, hacia Santiago. No en vano, la vieja abadía de Flaran, también muy próxima a este lugar, conserva, además de interesantísimos documentos sobre las costumbres gastronómicas de los religiosos que habitaron aquél lugar en la Edad Media, una importante tradición como hospital de peregrinos. Poco antes de llegar a Saint Vincent de Lamontjoie, el caminante se encuentra con las ruinas de lo que parece fue una enorme iglesia, que hoy sólo conserva su función de cementerio. A uno le vinieron a la mano los versos gascones del poeta-barbero Jacques Boé, que concluían con aquello de E raja de bonur; ò ! lo sage a rason: « L'ama sofrenta aima milhor. » Como San Vicente que es, en este lugar se encuentran también abundantes vides, las cuales pro

El camino de San Vicente

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Desde nuesta salida del cafe en el que nos hemos regalado con una Croustade con Armagnac, el camino hasta Sant-Vincent-Rive-d'Olt ha sido un continuo peregrinar por la extensa niebla que cubre estos campos. Solo el encuentro con las viejas garitas de los vigilantes de los viñedos de Cahors, interumpía el monótono avance de estos vagabundos. Dicen aquí que San Vicente es el patrón de los vignerons, y por ellos, grandes benefactores de la humanidad, y por todos aquellos que disfruten de las celebraciones junto a quienes consideran los suyos, bridaremos en pocas horas en este hermoso, perdido y solitario lugar, antes de irnos a descasar para mañana continuar nuestro camino.

Un día como el de hoy

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Incluso estos pequeños cambios que tanto parecen desazonarnos, tienen su parte buena si se busca algo de sustancia en ellos. Toda mala nueva, trae el aire de un cambio al que debemos de orientar nuestro rumbo para seguir avanzando. ¡Tiremos a las plañideras por la borda y vaciemos las bodegas al son de alguna vieja canción…! ¿Cuál?: esta misma, robado de una historia de los cuatreros de Nuevo Méjico que escondieron a William Bonney, tras su huida de la prisión Lincoln: Old men and old coyote dogs  boil their dreams in the sun served steaming within a bowl filled with shadows (Los ancianos y los viejos coyotes hierven sus sueños al sol y los sirven humeantes dentro de un tazón lleno de sombras) En estos tiempos recién inaugurados, en los que la noche cae a media tarde, nos acercamos al mar buscando esas furiosas mareas que nos visitan puntuales una de cada dos semanas, y que gustan de esconder su ondulante infinitud en la oscura profundidad de un horizonte que sólo podemos imaginar. Y n